¿Te ha pasado que confundes estos dos términos?
Es más común de lo que crees, ya que en ambos casos estamos hablando de devolverle la luminosidad a la piel. Sin embargo, no son sinónimos.
Frente a esto, surgen dos interrogantes:
¿De qué se trata cada uno? y ¿Cómo saber qué necesita mi piel?
Aquí aclararemos tus dudas.
Hidratar y nutrir ¿En qué se diferencian?
Ya quedó claro que estos dos términos no son sinónimos, así que ahora vamos a definirlos.
La hidratación se trata de restablecer los niveles óptimos de agua en la piel, es el principio básico de un tratamiento para cualquier edad, ya que es muy fácil que la piel se deshidrate.
Lo mejor es hidratar durante nuestro tratamiento de día, ya que es cuando nuestra piel más sufre el efecto de la deshidratación.
Es súper importante tener en cuenta que, la hidratación debe ser prioridad antes que casi cualquier otro tipo de tratamiento sobre todo en verano y en invierno, cuando las condiciones climatológicas son más severas con nuestra piel, ya sea por el exceso de sol o frío.
Por otra parte, la nutrición, tiene como objetivo fortalecer la barrera protectora natural de lípidos para evitar la deshidratación y la sequedad. Es recomendado para pieles maduras o secas que necesitan ir un paso adelante, o cuando comienzan a aparecer pequeñas líneas de expresión. Una buena nutrición te ayudará a mantener tu piel siempre joven.
Un buen momento para nutrir la piel, es durante el tratamiento nocturno, para que nuestra piel absorba de mejor manera todos estos nutrientes.
Ahora lo sabes, aunque guardan cierta relación, cada una responde a necesidades específicas de la piel.
Nuestra recomendación es hagas de estos tratamientos parte de tu rutina de skincare, verás cambios en pocas semanas.
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Semanalmente aplica una mascarilla de cada una y en poco tiempo comenzarás a notar tu piel llena de vida, suave y luminosa.